Gladys Merlín (+) Karla Enríquez (+) López Obrador, Cuitláhuac García Palabras y Poder Elementos de Elección de Estado

En pocas palabras 

José Luis Ortega Vidal 

La jornada política del 16 de febrero pasado en Veracruz fue signada por una declaración del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, a unas horas del atroz asesinato de Gladys Merlín Castro y de su hija Karla Enríquez Merlín. 

El crimen ocurrió la madrugada del lunes 15. 

Al día siguiente el jefe del ejecutivo estatal afirmó: 

“En el pueblo de Cosoleacaque los cacicazgos están muy claros y el pueblo lo sabe, si alguien pretende que haciendo estos homicidios va a desviar esto, se va a topar con pared, el pueblo es consciente y sabe qué está pasando ahí en Cosoleacaque y no va a permitir cacicazgos políticos que fueron solapados y auspiciados por el régimen anterior”. 

García Jiménez fue más allá: 

“No vamos a permitir que quienes crean que se puede enrarecer el tema electoral, y ser cubiertos por la impunidad que ya se acabó que no se confundan ya no están aquí con los que podían pactar impunidad. Este gobierno no pactará con grupos que puedan dañar el ambiente electoral”. 

La doctora y política de trayectoria notable Gladys Merlín Castro fue privada de la vida la madrugada de aquel lunes en la intimidad del hogar junto a su hija: también política, nieta de político -Heliodoro Merlín Alor- sobrina de políticos y con afanes probados de continuar la trayectoria en el servicio público donde incursionó a corta edad. 

¿Dónde estaban los elementos para vincular aquel deleznable ataque a dos mujeres empresarias y respetadas en el ámbito público veracruzano, particularmente el del sur, con cacicazgos? 

Sumamente violento, salvaje, producto de un accionar animal, el ataque mortal sacudió a la clase política veracruzana, trascendió al plano del Poder nacional y coadyuvó a la construcción del discurso de “un antes y un después” en la aciaga convivencia cotidiana del istmo de Tehuantepec en su parte veracruzana… 

No obstante la guerra instalada por lustros en nuestro territorio, aquel suceso conmocionó por igual al Sotavento, a Cosoleacaque junto a su trascendencia histórica como pueblo de origen prehispánico -hoy mestizo pero defensor de sus raíces culturales- al jarocho rostro del sur profundo… 

Empero ¿cómo, dónde, a partir de cuáles elementos comprobables se podrían ubicar los elementos caciquiles, de soberbia y oscura manipulación electoral aludidos por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez? 

Hubo detenidos de inmediato: guardias del IPAX contratados para vigilar la vivienda de la familia Merlín Enríquez, ahí sobre la calle Correos, a escasas cuadras del palacio municipal en la tierra de los cojolites. 

La palabra cacicazgo sí, suena y resuena por todo el sur de Veracruz, desde siempre. 

En estos lares los caciques han abundado y abundan; son parte del andamiaje histórico en una región conformada por casi una centena de municipios, en todos los sectores del Poder:  

– En Ayuntamientos; gremios campesinos, ganaderos… 

– Entre los sindicatos magisterial, petrolero, ferrocarrilero, transportista… 

– Entre hombres de rezo, rabo, misa y oración… 

 – Junto a corrientes y grupos de poder como el alemanismo en su amplio momento… 

– Dentro de asociaciones civiles de índole múltiple incluida la periodística: tan “crítica” y tan poco autocrítica… 

– En los universos macro, en los microuniversos rural y urbano, indígena, afromestizo 

– Entre hombres y entre mujeres… 

– En lo deportivo… 

– Junto al arte y lo intelectual… 

– Dentro de grupos minoritarios; por género; las, los, los-las, caciques y cacicas, etcétera… 

En el sur de Veracruz bien podemos modificar el himno nacional y cantar: “un cacique -y una cacica y uno cacica y una cacique- en cada hijo te dio…” 

Y sí -también- cacicazgo aquí remite de inmediato a la perpetuidad en cargos políticos, antidemocracia, verticalidad, violencia, mucha violencia para arribar y sostenerse en el Poder.. 

Corrupción dentro de las instituciones públicas, en partidos políticos financiados desde la estructura institucional, en la civil, entre pares privados y pares públicos, entre familias y otra vez etcétera, etcétera, etcétera… 

Docenas, cientos de nombres aparecen en el antes, el después y en el ahora del quehacer político del Estado visto como gobierno y del sector público entendido como elemento ineludible del Estado. 

Ahora bien, aquel fatídico febrero de madrugada inenarrable se ubicó asimismo en el contexto del proceso electoral 2020-2021. 

Más detalles: 

Karla Enríquez Merlín (+) había manifestado en público y privado su deseo de tomar parte de los comicios. 

El reportero cuenta con testimonios de personas cercanas a la familia en el sentido de que Gladys Merlín Castro (+) aconsejó a su hija no tomar parte de las elecciones 2020-2021. 

El motivo: sentido común, inteligencia, oficio político notable: “no es el momento”, habría comentado la doctora a su hija. 

Y es que sí, en Política todo tiene su momento y saberlo leer, olfatear, determinar, elegir, visualizar se conecta con el éxito o da al fracaso. 

Gladys y Karla Merlín fueron militantes del Partido Revolucionario Institucional durante toda su vida política. 

Su familia fue y es priista; el patriarca Heliodoro Merlín Alor ha sido y es tricolor: en los tiempos de jauja y en los actuales. 

Los Merlín son de esa clase de priístas -cada vez menos- conocedores de tirar cuetes pero también de recoger varas… 

De hecho, durante los últimos catorce años han sido testigos como todo Cosoleacaque del arribo al Poder y de la permanencia allí -a nivel municipal y en calidad de legisladores- de los hermanos Cirilo y Ponciano Vázquez Parissi. 

En la precandidatura del PRI durante el proceso electoral 2020-2021 donde se disputaron la alcaldía, una diputación local y una federal por Cosoleacaque, Karla Enríquez Merlín y Ponciano Vázquez Parissi estaban anotados dentro de la Vox Pópuli como aspirantes tricolores. 

La opinión generalizada -y la de la familia Merlín, de acuerdo a información en la pluma de un servidor- observaron mayor fuerza en la figura de Ponciano Vázquez Parissi para enfrentar -bajo la representación de un cacicazgo al alimón con su hermano mayor, o no porque aquí el concepto de cacicazgo se topa dialécticamente con el concepto democrático- a la fuerza de MORENA. 

Se conocían las condiciones para un triunfo avasallador de MORENA y aliados -PT/PVEM- en el sur veracruzano pero había perspectivas de confrontación eficiente vía las urnas entre aliados del PRI/PAN/PRD, del Movimiento Ciudadano, de partidos como el PT y PVEM por la vía libre (sin alianza) e incluso de partidos recién nacidos como Todos por Veracruz. 

MORENA podría arrasar con todo el sur o perder puntos específicos, lo cual finalmente ocurrió en menos sitios de los esperados por la oposición… 

No se observaron condiciones para una lucha violenta y muchos menos a grado extremo entre el PRI y aliados contra MORENA y aliados en Cosoleacaque. 

Nadie miró una lucha encarnizada al interior del PRI en Cosoleacaque. 

La pugna por el poder político en Cosoleacaque nos remite a la década de los ochenta entre los cacicazgos de Heliodoro Merlín Alor y Cirilo Vázquez Lagunes (+), pero tal tema requiere análisis histórico aparte. 

Más allá de los nombres famosos y polémicos de dichos líderes así como sus herencias sanguíneas y de evidentes ligas, fortalezas, recursos económicos, estilos, a los respectivos vástagos, no aparece un sino de odio, venganza, reproducción de escenarios de confrontación armada o a cuchillo por ambas partes. 

¿Cómo conectar, entonces, el asesinato de Gladys y Karla a “cacicazgos políticos que fueron solapados y auspiciados por el régimen anterior”, como lo hizo vía declaraciones a la prensa el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, el martes 16 de febrero

Ayer, la noche del martes 24 de agosto, trascendió la captura de dos presuntos responsables materiales del doble asesinato en la calle Correos de Cosoleacaque. 

Padre e hijo, Marco Antonio y Marco de Jesús “N” habrían tomado parte directamente en el ataque. 

Emigdio Enríquez Merlín, hijo y hermano de las víctimas, ubicó a los acusados y capturados en Macuspana, Tabasco, como miembros -originalmente- de su seguridad quienes posteriormente pasaron a formar parte del equipo de guardias de su madre Gladys Merlín Castro. 

Ya sabremos -esperemos ocurra en un tiempo razonable- si los presuntos asesinos son los asesinos reales, debidamente sujetos a proceso, puestos ante un juez con base en un expediente sólido con pruebas irrefutables. 

También resulta estrictamente necesario conocer al o los autores intelectuales y sean detenidos… 

De dicho expediente podremos obtener la versión precisa sobre la razón o la sinrazón del gobernador Cuitláhuac García Jiménez en torno a su declaración del 16 de febrero pasado. 

Durante el proceso electoral 2020-2021 se sumaron elementos de Elección de Estado en Veracruz y en el país. 

Veremos si Cuitláhuac García Jiménez puede o no puede fundamentar sus palabras a propósito de intereses caciquiles detrás del asesinato de Gladys Merlín Castro y Karla Enríquez Merlín… 

O sabremos si el gobernador se equivocó… 

El gobernador es el gobernador; bajo sus manos está el más alto Poder del Estado en la entidad veracruzana. 

A sus palabras no se las puede, no se las debe llevar, no se las lleva el viento… 

Debe saber Cuitláhuac García Jiménez que de su boca sale fuego porque es el Jefe del Poder Ejecutivo y su voz quema para bien o para mal los andamiajes sociopolíticos en su totalidad… 

De sus dichos hay consecuencias, señor gobernador. 

¿Aquel doble asesinato nació por intereses electorales o surgió desde afanes de robo o venganza entre particulares: empleado-patrón? 

¿Era tanto el afán por ganar o ganar por parte de MORENA y de Cuitláhuac García Jiménez al grado de manchar el proceso electoral con elementos de elección de Estado por doquiera? 

Si el crimen de la familia Merlín Enríquez no tuvo un origen de lucha caciquil, la declaración del gobernador sobre aquel hecho sí tuvo afanes de “raja político-electoral”? 

Ya lo veremos. 

Por lo pronto Ponciano Vázquez Parissi es alcalde electo de Cosoleacaque y no ha versado señalamiento alguno de sus rivales al interior del PRI -la familia Merlín- sobre presuntos afanes caciquiles vueltos planes y acciones funestas en contra suya. 

Hasta hoy, sólo falta detener a una persona en torno al crimen referido, ha declarado este miércoles el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante su gira por Xalapa. 

Esperemos el desarrollo de los hechos. 

Exijamos Justicia. 

¡No olvidemos a dos seres humanos! Buenas y bellas mujeres, excelentes ciudadanas, entrañables madre e hija. 

Del futuro de la justicia en torno a madre e hija depende el futuro de Cosoleacaque y la sociedad toda. 

La justicia es un elemento estructural con el cual no se debe jugar. 

La lógica del Poder sigue su curso, más allá de los desaguisados; al margen de los discursos improvisados… 

Remito al lector a la columna Razones de Jorge Fernández Menéndez, quien escribió a propósito de esta historia: 

RAZONES 

Morir en Cosoleacaque, Veracruz 

Jorge Fernández Menéndez 

“Eran las 04:41 horas de la mañana del lunes cuando el agente municipal de Cosoleacaque, Carlos Luria Martínez, estaba haciendo su recorrido de vigilancia por la carretera transístmica a bordo de la unidad SPM 22 32 23, junto con el agente José Luis Romay Prieto, cuando por radio le informaron desde el C4 local que solicitaban apoyo urgente en un domicilio ubicado en la calle Correos, esquina con Marco Antonio Muñoz. Le dijeron que se trataba de un robo a casa habitación. 

Los agentes llegaron tres minutos después a la vivienda (que los vecinos describen como una verdadera fortaleza) y se encontraron con el vigilante de la empresa de seguridad privada IPAX, Víctor Trinidad Domínguez, único encargado, ese día, de la vigilancia externa de la propiedad. Víctor dijo que en el interior de la vivienda se encontraban unos hombres con armas largas y que su compañera, de la misma empresa de seguridad privada, Isabel Bretón Riberoll, encargada de la seguridad interior de la vivienda, había sido herida de bala. 

Los agentes ingresaron a la vivienda y aseguraron que había impactos de arma de fuego que habían destrozado ventanas y puertas de cristal, que la vivienda estaba revuelta por dentro, pero nunca encontraron a los presuntos hombres armados. Lo que sí vieron fue los restos de dos mujeres asesinadas. Los cuerpos fueron inmediatamente reconocidos por Heliodoro Merlín Ortiz, el hermano y tío de las víctimas, se trataba de Gladys Merlín Castro, de 51 años, y su hija Carla Guadalupe Enríquez Merlín, de 28 años. Gladys había sido presidenta municipal de Cosoleacaque, candidata a diputada, responsable de los programas sociales en el estado y era una notoria dirigente priista local. Su hija pensaba seguir el mismo camino, aunque existían versiones no confirmadas de que podrían buscar candidaturas por Morena. 

El gobernador Cuitláhuac García se apresuró a asegurar que se trataba de asesinatos políticos atribuibles a cacicazgos locales, aunque sin ofrecer una sola prueba. Lo cierto es que, como han señalado analistas locales, al gobernador se le están sumando los asesinatos de personajes con peso local y municipal en el estado y la impunidad sigue siendo la norma, lo mismo que sucede con un altísimo porcentaje de feminicidios. 

En el caso de la exalcaldesa de Cosoleacaque y su hija hay muchos hechos extraños. Primero, a pesar de lo dicho por los agentes de la empresa privada de seguridad que protegía su vivienda, nunca se encontró a los hombres armados con fusiles de asalto, las mujeres murieron acuchilladas, degollada una de ellas, en una forma brutal. Los vecinos aseguran que sólo se escuchó un disparo esa madrugada. 

La historia aparentemente es otra. El gerente de la gasolinera, propiedad de Gladys Merlín Castro, dijo que la semana pasada la exfuncionaria, acompañada con su jefe de escoltas, fue a recoger, para depositar en un banco cercano, poco más de un millón de pesos en efectivo, producto de la venta de gasolina del 5 al 7 de febrero. Según el gerente, Gladys dejó la maleta con el dinero en su camioneta, pero cuando regresó a ella, el jefe de escoltas le dijo que un grupo armado le había robado la maleta. Nadie había visto el robo. La expresidenta municipal responsabilizó del hecho a su jefe de escoltas y lo denunció, lo mismo que todos los miembros de su equipo de seguridad. Por eso Gladys tenía, el día de su asesinato, en su casa, sólo una persona externa y otra interna. 

Según los informes de inteligencia, el robo de la maleta con el millón de pesos estuvo pactado con sus agentes de seguridad. Dicen que luego del robo en la gasolinera, el dinero, producto de las ventas de gasolina de este fin de semana, Gladys lo había guardado en su casa. Y que el objeto del ataque que sufrieron las dos mujeres fue el robo de ese dinero, realizado por quienes eran o seguían siendo parte de su seguridad.” 

Fragmento. Tomado de: Morir en Cosoleacaque, Veracruz 2021/02/16 | Excélsior (excelsior.com.mx) 

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